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Las novias de Hefner
Lorena Victoria S.*
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Fue así como me tropecé con la siguiente frase: “mientras menos talento tienes, más importante es sacarse la ropa y mostrar todo lo que puedas”, dijo una comentarista. Y de inmediato me acordé de las tres chicas que protagonizan el programa “Girls of the Playboy Mansion”, junto al archiduque de las revistas porno, Hugh Hefner.
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He visto el programa un par de veces y la verdad no me sorprende que Hefner continúe envuelto en su clásica bata roja, reverenciado por hombres de todas las edades en cualquier punto del globo. Más bien, es comprensible, pues a fin de cuentas, él se ha encargado de vivir las fantasías masculinas en carne y hueso, además de ser el fundador y editor en jefe de uno de los medios de comunicación más influyentes a partir de la era de la libración sexual. Hay que reconocerlo.
Pero volvamos a las “conejitas”, cuya vida consiste en disfrutar de la mansión Playboy, acudir a fiestas y viajar, centrando el 100% de sus preocupaciones en el estado físico, con dos focos de interés principales: el pelo, que debe estar indiscutiblemente rubio (mientras más rubio, mejor) y el busto, preferiblemente moldeado por cirujano plástico. De hecho, ya habrán visto en el aire un spot que promueve la última temporada del reality, donde Kendra aparece besándose los pechos y agradeciendo lo que ambos han hecho por ella.
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Hay que decir que todas las chicas cuentan con el respaldo de sus familias en esta aventura de lujo y excesos, donde los beneficios –se imaginarán, queridos lectores y lectoras– llegan a los demás como por efecto dominó.
Creo que “Girls of the Playboy Mansion” no resiste mayores análisis. Tampoco estas tres chicas... Hefner, con ojo de lince para los negocios, es uno de los creadores de su programa, cuyo éxito a nivel mundial llevó a las “conejitas” a la portada de la edición de noviembre de 2005.
Es el culto a la superficialidad lo que merece punto y aparte. El gusto creciente por lo vacío, por la “mujer objeto”, por una belleza que sólo agrada a la vista (y a uno que otro sentido). Es, precisamente, esa legión de seguidores y seguidoras de Holly, Bridget y Kendra lo que hace pensar –amargamente– que a una gran parte de la humanidad ya no le interesa mirar más allá de la epidermis.
* La autora es periodista.
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