Rafael Rivas Herrera y Sabrina Angulo de Rivas.
SANTO DOMINGO.- A poco más de un mes de casados, Rafael Rivas Herrera y Sabrina Angulo de Rivas disfrutan de las mieles seductoras del amor, al mismo tiempo en que poco a poco, se van conociendo, adaptándose y disfrutando del ritmo de vida que lleva cada uno, con la mirada puesta sólo en la felicidad que significa el formar un hogar juntos.
Haciendo referencia a los cambios, Sabrina cuenta que durante todo el noviazgo vivía en una lucha eterna con “Rafi” (su sobrenombre de recién casado) por lo tarde que se acostaba a dormir: “Era imposible que se acostara antes de las dos de la mañana y bastante difícil que madrugara. Desde que nos casamos, a menos que no salgamos, antes de las doce de la noche está rendido, y se despierta en las mañanas bien temprano para desayunar”.
Sabrina y Rafi celebraron una boda familiar, bien organizada y exquisitamente pensada, tanto así que Sabrina expresa que todo quedó “tal y como anhelaba”, aunque aclara que esto fue posible sólo gracias a la ayuda de su madre, Kirsys Pucheu de Angulo, de sus hermanas Pamela y Mónica, y de dos personas que ella define como “maravillosas” y que jugaron un papel fundamental, Maripily Escovar, de Floresco Nova, y Mercedes Peynado, de Taboo Bamboo.
“Te cuento que al final todo quedó perfecto, irónicamente, gracias a unos cuantos contratiempos. Por ejemplo, mi papá, (el doctor Ludovino Angulo) debido al tráfico, duró más de una hora para llegar a buscarme al hotel, lo cual a pesar de que casi me mata de los nervios, dio tiempo para que a la iglesia llegaran todos nuestros familiares y amigos cercanos”, narra Sabrina.
Añadió que al llegar a la iglesia empezó para ella la emoción: “Al verla llena de personas súper especiales para nosotros, y al ver a Rafi, quien pasó toda la ceremonia diciéndome en secreto lo feliz y emocionado que estaba, a tal punto, que en varias ocasiones se le olvidaba responderle al Padre "amén".
“La recepción nupcial fue muy original y divertida, - continua narrando Sabrina - ya que los familiares más cercanos y los amigos que formado parte importante de nuestras vidas y de nuestra relación bailaron toda la noche, en un ambiente que irradiaba la alegría de todos aquellos que se encontraban presentes, quienes sinceramente mostraban su felicidad por nuestra unión”.
Sabrina y Rafi disfrutaron de un noviazgo de un año y nueve meses, aunque, según explica Sabrina, parecía de mucho más tiempo por lo mucho que compartimos y lo compenetrados que llegaron a estar hasta el momento de la boda.
“Aunque todos los momentos juntos eran súper especiales, de nuestro noviazgo lo que más disfrutábamos eran los viajes, que por cierto, varias veces estuvimos al punto de quedarnos, por llegar tarde al aeropuerto”, concluye Sabrina.
Haciendo referencia a los cambios, Sabrina cuenta que durante todo el noviazgo vivía en una lucha eterna con “Rafi” (su sobrenombre de recién casado) por lo tarde que se acostaba a dormir: “Era imposible que se acostara antes de las dos de la mañana y bastante difícil que madrugara. Desde que nos casamos, a menos que no salgamos, antes de las doce de la noche está rendido, y se despierta en las mañanas bien temprano para desayunar”.
Sabrina y Rafi celebraron una boda familiar, bien organizada y exquisitamente pensada, tanto así que Sabrina expresa que todo quedó “tal y como anhelaba”, aunque aclara que esto fue posible sólo gracias a la ayuda de su madre, Kirsys Pucheu de Angulo, de sus hermanas Pamela y Mónica, y de dos personas que ella define como “maravillosas” y que jugaron un papel fundamental, Maripily Escovar, de Floresco Nova, y Mercedes Peynado, de Taboo Bamboo.
“Te cuento que al final todo quedó perfecto, irónicamente, gracias a unos cuantos contratiempos. Por ejemplo, mi papá, (el doctor Ludovino Angulo) debido al tráfico, duró más de una hora para llegar a buscarme al hotel, lo cual a pesar de que casi me mata de los nervios, dio tiempo para que a la iglesia llegaran todos nuestros familiares y amigos cercanos”, narra Sabrina.
Añadió que al llegar a la iglesia empezó para ella la emoción: “Al verla llena de personas súper especiales para nosotros, y al ver a Rafi, quien pasó toda la ceremonia diciéndome en secreto lo feliz y emocionado que estaba, a tal punto, que en varias ocasiones se le olvidaba responderle al Padre "amén".
“La recepción nupcial fue muy original y divertida, - continua narrando Sabrina - ya que los familiares más cercanos y los amigos que formado parte importante de nuestras vidas y de nuestra relación bailaron toda la noche, en un ambiente que irradiaba la alegría de todos aquellos que se encontraban presentes, quienes sinceramente mostraban su felicidad por nuestra unión”.
Sabrina y Rafi disfrutaron de un noviazgo de un año y nueve meses, aunque, según explica Sabrina, parecía de mucho más tiempo por lo mucho que compartimos y lo compenetrados que llegaron a estar hasta el momento de la boda.
“Aunque todos los momentos juntos eran súper especiales, de nuestro noviazgo lo que más disfrutábamos eran los viajes, que por cierto, varias veces estuvimos al punto de quedarnos, por llegar tarde al aeropuerto”, concluye Sabrina.
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